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LA FORMACIÓN: EDUCACIÓN Y CAPACITACIÓN

Capacitar para el trabajo, educar para la comunidad y formar para la cooperación. 

  La educación y la capacitación, sintetizadas en lo que llamamos formación, demandan en la actualidad una principal atención, dada la veloz incorporación de una variada tecnología en la información, en la producción y en la prestación de servicios, tanto en los ámbitos de los Consejos de Administración y asesores externos de todo tipo, como de todas aquellas personas que intervienen como agentes de la gestión educativa. Este tiempo nos indica que la formación es una necesidad vital a satisfacer. 

 Si bien podemos recurrir a incorporar personas en los ámbitos señalados que se hayan formado o se estén formando, lo hacen con criterio de empresa privada, con objetivos esencialmente lucrativos, ineludiblemente debemos cubrir el “bache formativo” en las empresas cooperativas. 

 Simultáneamente las cooperativas, organizadas de múltiples formas, podemos hacer nuestros propios centros de capacitación. Otro recurso para la formación sería diseñar nuestros propios programas académicos y contratar paquetes de capacitación para emplearlos con docentes con perfil de formación asociativa o con cooperativas de servicios educativos. 

Podemos recurrir a los dirigentes (socios electos) y funcionarios de las cooperativas para materias aplicadas, también promover la formación cooperativa de infinidad y variedad docentes. Es mas efectivo, en la materia de formación, hacer cooperativistas a los profesionales docentes que hacer docentes a los cooperativistas, pero también podemos promover la conjunción de estas experiencias y conocimientos. Reflexionemos sobre esta propuesta… ¿Puede cambiar el futuro a favor de la gestión asociativa?. 

Pero no dejemos a los Consejeros y a los Agentes en sus distintos niveles (que en ambos casos los hay, desde universitarios hasta instrucción básica) fuera del proceso de capacitación y educación sostenida. Corremos el riesgo de quedar paralizados frente a la incorporación de la tecnología, poco a poco podemos reducirnos a gente sin criterio, al menos sin criterio actualizado, para quedar como personas que aprietan botones y en consecuencia vamos a perder la gestión, el perfil personal de los procesos. 

SOBRE EL COSTO DE LA FORMACIÓN (EDUCACIÓN Y CAPACITACIÓN) 

Para que esta demanda sea atendida, más allá de cumplir con un compromiso, podemos establecer pautas y prácticas. Por ejemplo: cuando estructuramos una tarifa o un costo de producción o del servicio, incluimos generalmente todos y cada uno de los agentes que intervienen en ese estudio de costos, insumos, comunicaciones, publicidad, limpieza, embalajes, reparaciones, desgaste y reposición, herramientas, elementos y máquinas. Y es ahí precisamente en ese momento, donde debemos costear la capacitación y la educación para que el hombre ejecutor y destinatario del objetivo final en cuestión, acompañe, dirija y enriquezca el propio proceso de ese par dialéctico de necesidad-satisfacción. 

Hay que ponerlo ya. Es parte del costo; ahora no podemos hablar de una inversión, como antes, la velocidad de la obsolescencia del conocimiento y su aplicación hace que la formación sea parte cotidiana del proceso productivo señalado y en consecuencia forma parte del costo. Sería muy rico practicar esta experiencia y poder ubicar en el conjunto de factores cuánto es el porcentual aplicable a este rubro. 

Sería interesante también, tomar ese porcentaje, elaborar un presupuesto económico y un programa de acciones, definiendo los universos de los destinatarios incluyendo los socios y la comunidad, con cargo a rendir cuenta en la Asamblea General. Es conveniente hacer un programa secuencial, oportuno y anual aplicando un porcentaje no arbitrario que responda al programa diseñado. 

La Ley 20.337 establece que los excedentes económicos se deben aplicar obligatoriamente (en un 5 %) para la formación (educación y capacitación). Es probable que esta sabia obligación haya sido incluida atendiendo y garantizando uno de los primeros principios cooperativos: “Estímulo a la educación”, que obviamente solo asegura un mínimo. La mayoría de las cooperativas aplican dicho resultado a esa actividad, a veces un tanto diluida o empalidecida.

Para el supuesto de resultados con pérdida o sin excedentes, o muy bajos, resultaría que no habría aplicación de Principio y tampoco se respondería a la necesaria actualización de conocimientos que comentábamos. Atar la satisfacción de una necesidad, vital y prioritaria, a los resultados finales exitosos en lo económico implicaría una desvalorización conceptual e ideológica de un principio esencial en los objetivos finales de las empresas cooperativas. 

Este aspecto es necesario que se incorpore a los estatutos y a los reglamentos internos como parte de la actividad de cada cooperativa, designando también estatutariamente y elegido por la Asamblea, a un Secretario de Educación o mejor dicho una Secretaría de Formación. He aquí por añadidura la posibilidad de incorporar algunas de las vocalías, procurando elegir para esta responsabilidad el perfil apropiado. Atento a que en esta propuesta no puede haber frustración, el error en la formación produce mucho dolor y requiere gran tiempo de reparación. 

Los aspectos que estamos comentando son enfoques acentuados en la gestión de las cooperativas de base, pero también son válidos para las Federaciones que en este aspecto pueden y deben ocuparse, como efectivamente lo vienen haciendo, pero sistemáticamente. Esta prestación a sus asociadas (las cooperativas) tendría otros perfiles y ámbitos, pero finalmente integran los mismos criterios. Por ejemplo, acordar con los niveles universitarios carreras específicas, postgrados y otras actividades como proyectos e investigación. Convenir y apoyar las Federaciones y los Ministerios, con fondos provenientes de su propia gestión, o de financiamiento con otros países que ofrecen y aportan concretamente diferentes líneas de créditos y subsidios.

Sintetizando, las cooperativas de base deben ocuparse de la formación interna y externa, y de la comunidad local. Las Federaciones, hacia arriba, por región y provincia y hacia abajo a sus cooperativas asociadas, horizontalmente e integradas con el Estado y otras entidades afines. 

En el proceso actual de reforma de la prestación de servicios educativos por parte del Estado y del crecimiento de la privatización (lucrativa) de este servicio, el sistema cooperativo como tal y las cooperativas existentes en particular, tenemos que escuchar y atender este llamado muy especial de la sociedad. Es una demanda que las cooperativas capacitemos a sus integrantes y pensemos como un objetivo de dicha oportunidad histórica, insertarnos e instalarnos en la presentación de servicios educativos como parte de los servicios sociales a satisfacer que la inmensa población tiene, y que cada vez la encuentra más deteriorada, más costosa en sí misma y por complejidad que adquiere y la actualización que requiere a educadores y educandos. 

El sistema educativo puede ser aliviado en parte por la gestión de las cooperativas o por el sistema cooperativo existente o a crearse, tanto de cooperativas de servicios educativos de padres como de cooperativas de docentes o ambas interrelacionadas y las cooperativas de estudiantes y escolares. 

La atención de la necesidad de la Nación de satisfacer la formación de sus ciudadanos, que ha ampliado el universo de los “capacitandos” a todas las generaciones en una formación permanente que deviene de los cambios estructurales, tecnológicos y científicos que afectan a las pautas culturales, también en cambio, podría esquematizarse en tres propuestas: 

a) Enseñanza pública de propiedad estatal. 
b) Enseñanza pública de propiedad privada cooperativa. 
c) Enseñanza pública de propiedad privada lucrativa. 

Es indudable que por ahora hay un camino a recorrer y hemos partido con retraso. Pero si encaminamos la propuesta, es seguro que el perfil de salida de los educadores y educandos del sistema a) y b) será muy diferente al concepto actual de formación. 

LA COMUNICACIÓN Y LA COOPERACIÓN COMO VECTORES DE APRENDIZAJE 

JUSTIFICACIÓN: Toda vez que una sociedad se organiza en actividades tendientes a la comprensión del contexto en que le toca actuar, y se dispone a reflexionar acerca del hombre y su comportamiento en las múltiples y diferentes formas organizadas, es porque le interesa y necesita comprender al sujeto en sus condiciones concretas de existencia. Para ello privilegia la comprensión de vínculos y la comunicación humana en ámbitos como la familia, el grupo laboral o amistoso, se indaga acerca de los fenómenos y problemáticas institucionales como las del trabajo o las del “tiempo libre”, toda vez que el ser humano vive en organizaciones. 

El ser humano desde el reconocerse en soledad, reconoce la necesidad de estar en grupo, y todo elemento que el hombre organiza está basado en necesidades, y dentro de estas necesidades la de poder compartir con otros un aprendizaje común. Mediante el conocimiento podemos reconocer la realidad y actuar para transformarla, lo que significa cambio, modificación de pautas de conductas, de conceptualizaciones y allí toma preponderancia la comunicación humana, condición junto con un tiempo y un espacio compartido del encuentro con el otro toda vez que es imposible no comunicarse. 

La cooperación implica lograr con otros los aportes conceptuales, el reparto de tareas y también la explicitación de lo vivencial, de lo sentido. Implica el despliegue de las capacidades y su puesta en juego. La cooperativa es la organización concreta, es el continente de estos contenidos, es un tiempo y lugar donde trabajan los vectores de la cooperación y comunicación en la instrumentación de un aprendizaje de cambio social, es una estrategia social y económica que incide en las actitudes, conductas y conceptualizaciones a las que hacíamos referencia antes. 

Estas organizaciones cooperativas son la sociedad organizada que trabaja para sí misma. Se sustenta en valores de ayuda mutua, responsabilidad, democracia, igualdad, equidad y solidaridad. Quienes las integran creen en los valores éticos de honestidad, transparencia, responsabilidad social y preocupación por los demás. Las acciones y organizaciones cooperativas actúan en todo el mundo y dentro de diferentes sistemas de gobierno de los países, porque la comunicación, la cooperación y el aprendizaje son inherentes al ser humanos, y es condición de vida y desarrollo; por ello sin desconocer las dificultades y las desviaciones que puedan sufrir los procesos sociales, estas acciones y organizaciones cooperativas permanecerán como equilibrio y oportunidad del ser humano de reencontrarse con su esencia y condición. 

Eduardo Orosman Cúparo – operador en Psicología social Reg. 5 Fº 59 L. 1, experto cooperativo O.I.T. (NN.UU.) Diploma 92/A3027/06 – correo eduardocuparo@yahoo.com.ar